martes, 4 de mayo de 2010

NO LO DOY POR UNA FLOR




















Desde siempre he ejercido mi derecho al voto, derecho éste que considero uno de los más serios y sagrados que cualquier ciudadano pueda tener en gobiernos democráticos. Es por esto que mi voto no será producto de una ligereza, de una ilusión, de una fiebre virulenta o de una campaña bonita y prometedora. Mi voto será el resultado de una reflexión política seria, de un análisis concienzudo, veraz y aterrizado en la realidad… ¡y qué realidad!

Voy a hablar de realidades, pero no voy a tocar los hechos concretos por los que Mockus es tema de burlas al interior de algunos grupos, sino de las consecuencias graves que podría sufrir el país, debido justamente a ese chip extraño que este señor tiene en su cabeza y que lo hace reaccionar ridículamente en los momentos menos imaginados. Esto parece ser cosa de poca importancia para sus seguidores, pero reviste un significado que podría representar una desgracia para nuestra ya apaleada Colombia. Su simbología podría resultar agresiva y grosera.

No tenía ningún tipo de antipatía por Antanas Mockus, de hecho extrañé públicamente su gestión ciudadana como Alcalde de Bogotá. Hasta ahí y sin conocer pormenores de esa gestión, la consideré buena, salvo cuando la dejó tirada en aras de una candidatura presidencial. Ese es el primer detalle por el que me parece un irresponsable. Toda la reflexión personal que he hecho alrededor del tema me permite expresar las razones por las cuales no contribuiré con mi voto a la victoria de este personaje.

He querido entender la razón por la cual los medios de comunicación, concretamente RCN y Caracol, han catapultado claramente su imagen, alrededor de una campaña sugerente que, sin lugar a dudas, ha sesgado la intención de voto de una masa irreflexiva e idealista. Sencillo: Mockus les ha garantizado la inviabilidad de la entrada de un tercer canal privado de televisión. Eso, por supuesto, representa un montón de plata que ellos no están dispuestos a perder (o mejor, a dejar de ganarse), aunque tengan que sesgarse. Repartir la torta entre tres significa perder en pauta publicitaria un 17% de lo que actualmente tienen. Las matemáticas son fáciles. Favor con favor se paga.

Otro par de perlas, que el candidato verde ha sabido capitalizar inteligentemente, me hacen dudar también de su absoluta transparencia. Sugerir públicamente que va a “devolver” cierta cantidad importante de dinero de su campaña y que con ella va a construir un colegio, no solamente es mentira, si no populismo para ingenuos. Exactamente lo mismo podrían decir todos los demás candidatos, pero no lo han hecho, porque sencillamente es falso. Nadie puede devolver algo que no ha recibido y no solamente que no ha recibido si no a lo que legalmente no se ha hecho acreedor. Insisto, las matemáticas son fáciles. El sistema de financiación estatal a las campañas políticas define una suma máxima a invertir por cada candidato y fija un valor por cada voto depositado en su favor. Si este último cómputo no alcanza ese tope máximo, simplemente al final solo se reembolsan los gastos efectivamente realizados. Quiere esto decir que si el cómputo de Antanas es superior a lo realmente gastado, solo recibirá los valores sustentados. Ni un peso más. Bien lo ha manifestado Rafael Nieto, gracias a quien me enteré del asunto: “la reposición es un sistema de financiación y no un acto de caridad con los candidatos”.

Con estupor también me enteré de cómo encaró Antanas este tema en el pasado. Y quedé verde, pero de la indignación, al ver las intenciones que tuvo este “guardián de los recursos públicos” quien en más de una oportunidad ha manifestado que son “sagrados”. Cuando fue candidato a la Alcaldía de Bogotá en 1994, presentó una cuenta de gastos por $25’918.000, pero demandó al Estado por $47.940.350, más intereses comerciales y de mora. ¿Cómo pretendía este señor recibir reposición de un dinero que no gastó? Gracias a Dios y al Consejo de Estado, esta pretensión fue negada en Octubre de 1.999. Ahora acude al mismo ardid para posar de altruista y transparente. ¡Manipulación descarada! Tristemente esa masa enloquecida, idealista y poco reflexiva, le creyó. ¿Por qué? Porque en este país la mayoría de la gente no está acostumbrada a investigar y eso la hace fácilmente manipulable.

Recientemente, obnubilado por los resultados de las últimas encuestas electorales, manifestó que si Colombia lo hace triunfador en la primera vuelta, el país va a ahorrarse 90 mil millones de pesos y que con eso va a construir 20 colegios. Posiblemente cierto; no conozco el presupuesto exacto de lo que le cuestan al Estado unas elecciones, pero es mi deber recordarles que exactamente el mismo valor se ahorraría el Estado si cualquier otro candidato resultara ganador en la primera vuelta. No tengo ni idea por qué los demás candidatos le permiten capitalizar una promesa que perfectamente es válida para cualquiera de ellos también. Esta verdad a medias también enloqueció de dicha a sus adeptos, bajo la premisa de que “es nuestra obligación ahorrarle ese dinero al Estado”. Una vez más, populismo sin fundamento sólido, pero la masa verde aumenta como espuma, porque Antanas es un altruista de racamandaca (si, cómo no, altruista quien demanda al Estado pretendiendo tramposamente ganarse una platica que no se gastó, a costa de nuestro bolsillo).

Me parece sensato y decente que los demás candidatos hayan manifestado públicamente no tomar como tema de campaña la enfermedad de la que Mockus sufre. A mi modo de ver, estaría muy mal visto, sería una bajeza. Pero yo no soy candidata ni hago parte activa de ninguna campaña, de modo que me tomo la libertad de expresar mi profunda preocupación al respecto.

Mi presidente, ese que va a representar a mi país ante el mundo, ese mismo que debe hacer frente a las FARC, a Chávez y a su recua de secuaces, ese que deberá trabajar intensamente por la estabilidad de todo un pueblo ilusionado, ese que debe estar “ojo avizor” las 24 horas del día, los 7 días de la semana, los 30 días del mes y los 365 días del año, como hemos estado acostumbrados los colombianos en los últimos 8 años. ¡No puede flaquear! Pero va a flaquear, aunque su médico diga lo contrario y ningún otro, por simple respeto, lo haya desmentido. Un motivo más de preocupación, que curiosamente a sus seguidores les parece la verraquera.

La posibilidad de que el socialismo del siglo XXI (así, en minúsculas) se tome a Colombia, no es producto de ningún delirio de persecución, es una amenaza real contra la que hemos estado luchando permanentemente desde hace muchos años. Me preocupa enormemente que sea justamente el “verde esperanza”, que en el mundo entero representa ese sistema que ha hecho tanto daño a muchos pueblos sea ahora el que ilusamente las masas ingenuas y afiebradas adopten como símbolo de libertad. Basta con investigar, lo dejo a la inquietud de los más inteligentes.

Otro hecho que me hace poner los pelos de punta y que me genera una desconfianza infinita es ver claramente cómo Mockus es el candidato de Chávez (tradúzcase FARC, Telesur, Piedad, Correa y demás personajes siniestros). Por Dios! Hasta dónde va a llegar la ceguera de la consabida masa ilusionada? Ante la más mínima reacción irreflexiva e irresponsable de este austero señor, la seguridad nacional puede tambalear. Quién me garantiza que su chip de orate o se va a activar de nuevo. Desconfío mucho.

Me molesta mucho que uno de los “verdes” sea Lucho Garzón. Sigo sin entender por qué a la gente no le gusta atar cabos. Simplemente desconfianza por él y su filiación política (el PDA, mil veces silencioso ante las atrocidades de las FARC, recuerdan?). Pero después de haberlo visto borracho gritando obscenidades a una reconocida periodista y lanzando amenazas de muerte como un vulgar gamín en Bucaramanga, esa desconfianza se convirtió en repulsión. Todavía me pregunto cómo después de ese vergonzoso episodio Peñalosa fue capaz de unírsele. Y a la masa afiebrada y enardecida no le interesa, por que el folklor de la grosería y la mala educación les resulta simpática.

Ah, Mockus por Dios! No salgo de mi asombro, estupor e indignación cada vez que hace referencias ingenuas a las FARC o Chávez. ¿En manos de quién estamos en camino de dejar nuestro país? Hombre, de un personaje que dice “admirar” a nuestra peor amenaza, a nuestro peor enemigo? ¿Esas permanentes contradicciones le parece símbolo de firmeza a la ola verde enceguecida por su ícono mediático? Antanas ha pasado sus últimas semanas de campaña diciendo cosas de las que se arrepiente al día siguiente. Que si quiere acabar con el ejército… (que no, que dentro de 30 años), que si aceptaría adhesiones del PIN… (que no, pero que si se arrepienten, quizá), que las FARC deben tener algo de que sentirse orgullosas… (que no, que será firme con ellas), que admira a Chávez… ( que no, que se confundió y quizo decir que lo respeta), que es ateo… (que no, que es católico no practicante).

Ese trastabillar permanente, esa falta de seriedad en sus declaraciones, esa indecisión en sus posiciones políticas, sumadas a todo lo que he aprendido, investigado y descubierto en su campaña, me hacen decidir firmemente por darle mi voto a cualquiera que represente más seguridad y coherencia.

La última sorpresa: el candidato verde ha manifestado que si el Presidente Uribe es pedido en extradición por Ecuador a causa de la operación Fénix, atenderá positivamente a esta petición (pero a esta hora, ya se retractó). Yo me pregunto y les pregunto: ¿Es esto una manifestación clara de su posición frente a los terroristas? Independientemente de la gestión de nuestro Presidente y de nuestras Fuerzas Armadas… ¿queremos un presidente que no está del lado de la seguridad de nuestro país? Siento un temor enorme que no es gratuito, por supuesto. ¿Qué tendrá Mockus que decir con respecto a la captura aleve e ilegal de colombianos en Venezuela? Seguramente que es admirable y que habrá que ver si si, o si no… que hay que hacer una fórmula para decidir, que va a rescatarlos con girasoles, que no, que mejor no, que hay que dejarlos allá porque seguramente algo hicieron, no… que vamos a ver si dialoga con su admirado Chávez. Me niego a llamar presidente a un señor que se contradice cada día y especialmente en temas tan delicados. Casi nada: La Seguridad Nacional! Por último: una pregunta al viento: ¿Cómo creen que va a gobernar Antanas con una mayoría uribista en el Congreso? ¿Regalándoles girasoles? Por todo lo anterior, tengo mi decisión tomada: Yo no lo doy por una flor!



2 comentarios:

  1. No nos dejemos influenciar por el boom del momento.... no dejemos nuestro hermoso país, en manos de personas así...

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  2. y entonces por quien debemos votar...

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