sábado, 15 de mayo de 2010

LA PAREJA DE LA LEGALIDAD DEMOCRÁTICA





Por Ricardo Puentes Melo

Este país es uno muy folclórico. Y tal vez lo más extraño de sus habitantes es que toleran de sus gobernantes y candidatos asuntos que en otro país constituirían motivo de cárcel o, por lo menos, el ostracismo total de estos pillos políticos que se divierten de lo lindo con la laxa moral colombiana y la todavía más profunda ignorancia de los votantes que caen rendidos a los pies de los cínicos de profesión.

No he visto en ningún país del mundo –excepto, tal vez, Haití, Somalia y Venezuela- que la gente se precie de ofrecerle a sus bandidos dos destinos: La vida política o la cárcel; aunque casi siempre se dedican más a lo primero.

Tenemos el caso de Gustavo Petro, candidato a la presidencia de la República, un matón, extorsionista, secuestrador y quién sabe qué más, hoy amnistiado gracias a los buenos oficios del presidente Barco (que tenía Alzheimer) y de César Gaviria (que tenía problemas de atrás). Tenemos el caso de Ernesto Samper, aliado del Cartel de Cali que lo eligió como su presidente; Samper sigue dando cátedra, entrevistado por los medios –los mismos medios que alaban a Mockus-, y tomando güisqui con la cúpula del Polo. Tenemos a Pardo, que hizo acuerdos lesivos para la nación con el narcotraficante Pablo Escobar, mismo que financió la guerrilla del M-19 a la cual perteneció Petro; Pardo es también candidato presidencial. ¿Qué cosas, no..?


En medio de este prontuario, emerge como límpida figura, más blanca que el rabito del niño Dios, la seráfica estampa de Antanas Mockus, a quien se le ha atacado por mearse encima de muchachos adolescentes, de mostrarles su rosado ano a un grupo de estudiantes que le protestaban por adelantar la privatización de la Universidad Nacional por encargo de César Gaviria, tan neo – neo como el inmigrante lituano; lo atacan también por ser o haber sido adicto a la maracachafa, por permitir el microtráfico de drogas dentro de la Universidad Nacional, por ser complaciente con los grupos subversivos que actuaban dentro del campus y que asesinaron a varios estudiantes sin que Mockus hiciera nada para investigar ni permitir que las autoridades lo hicieran. Es decir, lo atacan por todo, menos por falta de pulcritud –y no me refiero a su aseo personal, sino a su gestión en todos los ámbitos de su vida, especialmente la parte pública.

Pues bien, mis pequeños y verdes mockusólatras… lamento contarles que este profesor, matemático, despistado y chiflado, no es tan despistado ni tan chiflado. Es solamente un vivo más que se aprovecha de que aquí los colombianos se bajan los calzones ante todo lo que huela a extranjero, así huela a rabo lituano o de árabe… lo importante es que sea exótico.

Resulta que la “legalidad democrática” que cacarea Mockus ya ha puesto huevitos que la pareja Mockus-Córdoba han empollado con mucho amor y sacrificio. Los primeros polluelos que han puesto, además del tema de la EEB, se llama: “tráfico de influencias” y otras vergüenzas. El asunto de Mockus hablando de decencia y legalidad democrática es –les explico- como si la Cicciolina enarbolara en su campaña política la lucha para que le pusieran calzones a la estatua de la Rebeca. Así son las cosas.


Gustavo Muñoz Roa, que fue quien demandó a Piedad Córdoba por sus nexos con las FARC, lo mismo que a Luis Fernando Velasco y otras bellezas recibió en estos días una denuncia seria que habla muy mal de la pareja show del momento: Antanas Mockus y Adriana Córdoba, una especie de Bonnie and Clyde pero colombo-lituanos, y que en vez de metralletas usan lápices e influencias.

El área de acción de esta pareja no son los bancos… bueno, sí son pero para consignar la platica; sino que operan a un nivel de “legalidad democrática”. Déjenme y les explico lo que denunciaron ante la Fundación que preside Gustavo Muñoz.

Resulta que tiempo atrás, Antanas hizo nombrar en Unicef a su esposa Adriana Córdoba, algo que no está mal ya que si se tienen influencias, hay que usarlas, así sea por debajo de cuerda, como hace el profe Mockus. Lo grave del asunto es que Adrianita, muy pila ella, se dio a la tarea de averiguar que ONG colombianas tenían contratos con UNICEF que superaran los U.S 20.000, es decir, más de 40millones de pesos, y que estuvieran trabajando con población vulnerable en Ciudad Bolívar, Bosa y Soacha, entre otros, con temas como resolución de conflictos.

El dúo dinámico Mockus-Córdoba tenía ya una Corporación que se llama Corpovisionarios, que les serviría para las bellezas que tenían planeadas hacer y que de hecho hicieron el par de angelitos.

Estando en UNICEF en Washington, Adrianita –muy pila ella- logró vincular a Antanas a esa entidad como contratista para que él hiciera un seguimiento a los contratos que tenía vigentes UNICEF con ONG colombianas en este tema mencionado atrás. Mockus, muy pulcro y honesto él, hizo el seguimiento y encontró que todas esas ONG no le llegaban ni a los tobillos a su propia ONG, Corpovisionarios, así que Adrianita, muy pila ella, rindió un informe falso ante UNICEF en Washington asegurando que debían cancelarles sus contratos y entregárselos a una ONG idónea, pulcra, legal y democrática. ¿Y qué mejor que Corpovisionarios..?

Así esta pareja –tan pulcra y tan pila-, logró apropiarse de todos los contratos mayores de 40 millones de pesos desechando los de menor cuantía porque no estaban a la altura de esta yuntita, tan pulcra y tan bella ella.

Entonces, Adrianita –tan pila ella-, le decía a UNICEF que las ONG eran ineptas y cancelaba contratos y, al mismo tiempo Adrianita –tan pila ella- en su doble juego les decía a las ONG damnificadas que lo que sucedía era que no había más presupuesto, que la plata se había acabado, etc. Y sanseacabó. (Digna primera Dama, carajo…!)

Con lo que no contaban Adrianita y Antanitas –tan bella y pila pareja- es que una ONG pidió entonces cita a la directora de UNICEF en Colombia y le dijo que tristemente no podían seguir trabajando en conjunto porque la pila Adrianita –“quién es pila, caray.. quién es pila…?”- les había dicho esto y lo otro.

La directora de UNICEF en Colombia, que no es idiota como el 90% de los colombianos, olió algo más feo que el ano de Mockus, y decidió investigar.

Y se descubrió la verdad. El burdo montaje de Mockus y su esposa –muy pila ella- se descubrió y Adrianita –tan pila ella- salió como pepa e’ guama de la UNICEF, por corrupta.

La pareja show del momento, Antanas y Adriana podrán ser muy legales y bacanos, pero son podriditos. Así de simple.

Y lo más triste es que posiblemente se conviertan en presidente y primera dama. Entonces, Antanas el honesto y pulcro, y Adriana, tan pila ella, se limpiarán sus traseros con nosotros

martes, 11 de mayo de 2010

lunes, 10 de mayo de 2010

ANTANAS, EL AUSTERO

En mi última columna afirmé que no era transparente la actitud del partido de los girasoles en relación con la reposición de gastos de campaña y que Mockus tenía que saberlo.

Algunos lectores alzaron sus voces enfurecidas. Alegaron que Daniel Coronell, el “mejor periodista de investigación del país”, había dicho lo contrario y que había que creerle a él y no a mí. En palabras de este gacetillero de turbio pasado, los verdes “tenían derecho a recibir cerca de $7.500 millones como gastos de reposición de campaña” y los “declinaron” dizque por “respeto por los recursos públicos y la austeridad”. Según el socio de César ‘El Bandi’ Villegas, ésta es una de las razones por las cuales debemos votar por el ex alcalde.

Hoy no sólo reafirmo sino que ahondo, para resolver cualquier duda. Y de paso sostengo que el “mejor periodista de investigación” renunció al trabajo de verificar lo que afirma con el ánimo inocultable de favorecer al candidato de sus afectos (antes lo era Noemí Sanín, a quien negó haber financiado en una de sus campañas anteriores hasta que el Consejo Nacional Electoral probó que mentía). Le hubiera bastado una pesquisa menor para no mentirle, otra vez, a sus lectores.

La reposición de gastos es un mecanismo de financiación estatal de las campañas políticas que usa un sistema combinado para fijar el valor a reponer. Por un lado, define una suma máxima a invertir por cada candidato que, en el caso de las consultas internas de los partidos para el 2010, fue de $2.750 millones. Por el otro, establece un valor de $4.218 por cada voto válido depositado a favor de un precandidato. Si éste saca 100.000 votos, sólo recibiría $421.800.000 y no el tope de $2.750 millones.

Pero como la reposición es un sistema de financiación y no un acto de caridad con los candidatos, al final sólo se reponen los gastos efectivamente realizados en la campaña y ni un peso más. Es decir, si el fulano de marras sacó cien mil votos, pero no gastó sino cien millones de pesos en su campaña, el Estado sólo le repondrá esos cien millones y no los $421 millones correspondientes al número de votos ni los $2.750 millones de la suma máxima a invertir.

Eso lo sabe perfectamente Antanas. Cuando fue candidato a la Alcaldía de Bogotá en 1994, presentó una cuenta de gastos por $25.918.000, dinero que se le entregó mediante la orden de pago 045068 del 15 de marzo de 1995. Sin embargo, Mockus demandó a la Nación porque quería que le pagaran $47.940.350 adicionales, “más intereses comerciales y moratorios”, la suma que según él le faltaba por recibir después de multiplicar sus votos por $150 pesos, el valor de reposición de entonces. Mockus quería ganarse una platica más allá de lo que se había gastado. Y por cuenta del Estado.

El 14 de octubre de 1999, el Consejo de Estado negó de manera definitiva la pretensión de Antanas. Y le recordó que “en ningún caso la suma de dinero reconocida por concepto de reposición de gastos podrá superar el monto de los gastos efectuados durante la campaña por los respectivos candidatos”.

Así que Mockus tenía que saber que él y el Partido Verde no pueden recibir más de lo que efectivamente gastaron en su campaña, con independencia del número de votos obtenidos en la consulta. Sugerir que estaban renunciando a un derecho que no tienen para mostrarse altruistas es aprovecharse de la ingenuidad ciudadana, es contrario a su pasado y es cualquier cosa menos transparente.

Rafael Nieto Loaiza

domingo, 9 de mayo de 2010

BOBITOS, NO




Su programa, como bien lo anota Saúl Hernández, parece diseñado para Dinamarca o Finlandia y no para Colombia. Todo, en última instancia, lo pone en el tablero de la educación y de la cultura ciudadana. Es explicable: Antanas Mockus (pues a él, claro está, me refiero) tiene el perfil de un educador y no de un político. Un educador, es cierto, con gestos tan insólitos como los de bajarse los pantalones delante de sus alumnos, celebrar su matrimonio en el lomo de un elefante, ponerse un queso a manera de sombrero, pasearse por la calle vestido de SuperMockus, pedir perdón a sus conciudadanos desde un estanque del Parque Nacional o lanzarle un vaso de agua en la cara a Horacio Serpa durante un encuentro.
Su ascenso en las encuestas tiene dos explicaciones. La primera es la de ser visto como un hombre honesto y ajeno a la clase política y a sus vicios clientelistas. La segunda es que sabe explotar como nadie efectos mediáticos. Pertenece a la rama más vistosa de la cultura: la del espectáculo. Apela al gesto capaz de suscitar hacia él atracción o simpatía. Con Enrique Peñalosa y Lucho Garzón compuso el trío fraternal de los tres tenores para recorrer el país en auto, a pie o en bicicleta en nombre de un enigmático Partido Verde. Ahora rechaza 4.500 millones de pesos que le otorgaría el Estado para su campaña y confiesa en la W que está enfermo de párkinson. Esto último lo anularía como candidato en Estados Unidos, pero en este país del Sagrado Corazón toca nuestra alma buena de colombianos.
Resulta inquietante comprobar que en esta campaña meteórica están pesando más los efectos publicitarios que las propuestas y las capacidades demostradas. Y se cometen injusticias. Por ejemplo, a la competidora de Mockus para enfrentarse a Santos en la segunda vuelta, Noemí Sanín, se le crítica todo, hasta el look. Si responde bien en un debate, se presume que su respuesta estaba aprendida de memoria. Se olvida que en todos los cargos ocupados por ella se desempeñó con brillo y eficiencia y que es tan ajena como Mockus a la politiquería y a la corrupción.
Los jóvenes electores deberían saber que las simples propuestas de pedagogo no bastan para manejar un país. Por ejemplo, los problemas de una justicia infiltrada no se resuelven con la seráfica recomendación de Mockus de "acatar a los jueces". ¿Qué sabe él de la guerra jurídica, de los problemas de seguridad, del déficit fiscal, del desempleo, de la deficiente infraestructura vial y de las amenazas que nos provienen del entorno regional? Es un misterio. Lo mismo ocurre con Sergio Fajardo, su candidato a la Vicepresidencia. No olvidemos que en su momento eligió como compañero de fórmula a Julio Londoño, cuyo despiste ideológico es tal que considera a la Cuba castrista como una "democracia de bienestar" y no formal como la nuestra.
Si Mockus y Fajardo, dos ilustres profesores más cercanos a las nubes que a la tierra, llegaran a la segunda vuelta, tendrían no sólo el voto de los despistados atraídos por su imagen, sino el muy peligroso del Polo, de los mamertos y seguramente del Partido Liberal; es decir, de todos cuantos desconocen lo conseguido por Uribe y todavía comparten con una Piedad Córdoba la idea de que en vez de guerra al terrorismo se busque un nuevo diálogo con la guerrilla. De esta manera, la seráfica llave Mockus Fajardo de hoy, pese a su limpia trayectoria, puede convertirse mañana en la opción más peligrosa para el país. De ahí que yo quisiera darles a muchos jóvenes, encandilados por la candidatura verde, un consejo de abuelo: no caigan en efectos puramente escénicos ni en trampas del corazón; voten con la cabeza. Bobitos, no.

Plinio Apuleyo Mendoza

viernes, 7 de mayo de 2010

¿OTRA AVALANCHA HACIA LA TRAGEDIA?


No es el primero ni será el último caso de un deslave electoral provocado por un súbito encantamiento con uno de los candidatos emergentes para hacerle frente a una situación política compleja. ¿Regresión a los caprichos de la infancia o salto al vacío? El primero de esta serie de desastres recientes ocurrió en Perú, en donde un ingeniero agrónomo de origen japonés, un tanto excéntrico y voluntarioso, montado en un tractor y sin mayores antecedentes creció súbita y violentamente en las encuestas hasta tener la fuerza de respaldo social suficiente como para derrotar en las urnas a uno de los peruanos más brillantes y preparados de su historia contemporánea: Mario Vargas Llosa. Nos referimos a Alberto Fujimori. Hoy, después de un gobierno aterrador y las mayores corruptelas y violaciones a los derechos humanos provocados por su gobierno neo dictatorial, está encarcelado. No por azar junto a su enemigo jurado, el líder de Sendero Luminoso.

El segundo de los casos lo protagonizó un golpista redomado que se salvó de cumplir condena por la debilidad de un anciano que se montara por segunda vez en la presidencia de la república gracias al desafuero del teniente coronel de marras y ocurrió en una sociedad absolutamente desorientada, caprichosa e inmadura, que rechazó poner su parte de sacrificio en la estabilización de su país y siguió como embrujada el espejismo del caudillo salvador hasta dar en la peor crisis existencial de la historia republicana. Nos referimos a los venezolanos. Nos referimos a Hugo Chávez.

En ambos casos, el factor detonante de esos suicidios consumados no fueron los sectores populares. Fueron las clases medias, volátiles, desmemoriadas y prontas a disfrutar de las tortillas pero dispuestas a rechazar escandalizadas la quiebra de los huevos que las hicieran posibles. Peor aún: inclinadas a patear al cocinero a las primeras de cambio y repudiar lo que ayer adoraran, según el orden de los cambios climáticos. Para terminar siendo las primeras y principales víctimas de esos partos contra natura.

Innecesario, aunque inmensamente útil, recordar ambas nefastas ocurrencias ante el deslave electoral que parece estar en curso en la hermana república de Colombia. Conveniente hacerlo, para ver si a última hora la sociedad colombiana, que puede permitirse el lujo de este amor a primera vista con Antanas Mockus gracias al sistemático trabajo de seguridad democrática realizado por sus fuerzas armadas y la lucidez del liderazgo de Álvaro Uribe y su ministro de defensa Juan Manuel Santos, logra reaccionar a tiempo como lo hiciera muy recientemente la sociedad chilena, que fuera sorprendida con otra avalancha mediática – la del joven Marco Enríquez-Ominami – que pudo terminar en muerte súbita de su laboriosa democracia si no hubiera sido por la madurez política de un país que ya no cree en brujas – o brujos – voladoras. Optó por la sensatez, decidió por Sebastián Piñera y se enrumba a ser el primero de nuestros países en integrarse a las naciones del Primer Mundo.

Poco importa si los pescadores en el río revuelto de las veleidades mediáticas sean de los dientes afuera de derecha, de centro o de izquierda. Quiéranlo o no, todos terminan siendo tontos útiles del totalitarismo. Pues no es su ideología la que los convierte en espejismos electorales. Es la promesa especular de aliviar la carga de las responsabilidades colectivas, echársela a los hombros de los antiguos gobernantes y asegurar que cumplirán con los anhelos más profundos de las mayorías desencantadas. Sobre todo del mal de males que está en vías de superarse: la guerra contra el causante de la guerra. Por eso la comparación con el berrinche infantil que exige la reparación de culpas – ilusorias o reales, poco importa – y el borrón y cuenta nueva. Como si en política fuera posible hacer tabula rasa con nuestra propia identidad, nuestras luchas y nuestros combates.

Fujimori prometió erradicar la violencia. Implantó una dictadura. Chávez, terminar con la corrupción. Ha dilapidado 950 mil millones de dólares. Y ha establecido una neo dictadura infinitamente más grave que la de Fujimori, pues además de totalitaria es expansiva e imperial. Si no ha logrado controlar el Pacífico bolivariano se debe no sólo a la oposición interna, que se ha jugado la vida por hacerle frente, si no porque su principal aliado en dicho proyecto – las FARC – y su principal estrategia – hacerse con el poder político de Colombia tras el sueño bolivariano de la Gran Colombia – fue enfrentado exitosamente por el binomio Uribe – Santos.

Esa tarea no ha concluido. América Latina se encuentra frente a la encrucijada entre dictadura o democracia. Chávez está a las puertas de una encrucijada. La democracia activa y combatiente está a punto de ganar la partida. Ya lo hizo en Honduras, en Panamá, en Costa Rica, en Chile. Lo hará en Argentina y Brasil. Sería un error gravísimo que la sociedad colombiana, encandilada por el espejismo de una paz inconclusa, le hiciera caso a los cantos de sirena y pateara el tablero que tanta sangre, sudor y lágrimas costó construir. Sería un gravísimo error que los colombianos interrumpieran la política de seguridad democrática y le tendieran la mano al tirano que amenaza armado hasta los dientes desde el vecindario. ¿O es que el síndrome de Estocolmo terminó por quebrar el temple de un combate ejemplar? Provoca recordar el refranero venezolano que refleja con insólita perspicacia la situación que podría llevar a la retirada que representa Antanas Mockus: los colombianos “mataron al tigre y le tuvieron miedo al cuero”. El tiempo tiene la respuesta.


jueves, 6 de mayo de 2010

SUEÑOS DE MOCKUS VS PREOCUPACION DE COLOMBIA


Por Eduardo Mackenzie

27 de abril de 2010

La “decencia” que Antanas Mockus le promete al país es un mal chiste. ¿Que “decencia” puede impulsar una persona que dice “respetar” al tirano venezolano Hugo Chávez, después de haber dicho que lo “admira”? El admirado por Mockus es el mismo que otorga todo tipo de respaldo a las FARC, el mismo que amenaza a Colombia con sus agentes secretos, con sus batallones de combate y sus bombarderos rusos. El hombre que Mockus “respeta” es el mismo que está llevando la miseria y la opresión más inaudita al hermano pueblo venezolano, el mismo que fomenta la conspiración contra Colombia en Nicaragua, en Ecuador, en Bolivia, el mismo que agita la histeria anti colombiana entre las turbas chavistas, lo que ha llevado al vil asesinato de una docena de colombianos inocentes. Es el mismo que encarcela colombianos con el pretexto de que son “espías”. Las frases de Antanas a favor del déspota venezolano prueban que el candidato del partido Verde vive en Babia, o está perdiendo la cabeza, o no sabe qué pasa en Colombia, ni que pasa en Venezuela. Peor: que no entiende cual debe ser el papel de Colombia en la lucha de los pueblos del continente contra la amenaza totalitaria que Hugo Chávez representa.

Mockus sueña, más bien, con una Colombia sin Ejército, “como en Costa Rica”. Hace unos meses, cuatro magistrados del Consejo de Estado firmaron una sentencia que pretendía quitarles a las Fuerzas Militares el 76% de sus combatientes y el 40% a la Armada. Pocos se enteraron de eso. Algunos protestaron y todos lo olvidamos. Hoy el desmonte de las fuerzas militares ha vuelto, por la vía del auge de la candidatura de Mockus. ¿Una casualidad? No, los jefes del partido Verde, desmovilizados del M 19, sueñan con eso. Si Mockus gana la elección tratará de llegar a eso. Dirá que sin un aparato militar Colombia está más protegida. Antanas es el hombre del buenismo simplón y de las falsas paradojas diseñadas para seducir a los jóvenes sin pilas. Para disolver el Ejército Mockus tendrá que reformar la Constitución. Chávez no se opondrá a eso y Mockus propondrá, para burlarse un poco más de todos, la disolución verbal de las FARC, para preservar el equilibrio. Y éstas, tan buenas humoristas como él, responderán que están encantadas, pero que habrá que negociar esa idea. Y que para empezar habrá que darles la mitad del país y una capital como Cali, incluyendo a Buenaventura. Pues el sueño de Mockus coincide con la ambición de Alfonso Cano de quedarse, al menos, con la mitad de Colombia, quimera que el jefe de las FARC lanzó en la época aciaga de los diálogos del Caguán. Y Mockus, quien tiene una política, como él dice, “durísima” con las FARC, dirá claro que si, pues Cano, a esa altura, ya lo habrá convencido de que las FARC, en realidad, no tienen secuestrados (sólo “prisioneros”). Y así, sin Ejército y sin la mitad del país, Colombia habrá avanzado mucho.

Todo eso es posible con Antanas Mockus, quien el 9 de abril pasado anunció que sufría un Parkinson, en un nuevo falso acto de transparencia: hacía casi un año que él sabía eso y no lo dijo. Las encantaciones de quien se hace llamar un “anfibio cultural” no nos hacen reír. Son patéticas y nos prometen el abismo.

Los colombianos no debemos olvidar esto: la campaña electoral está intervenida. La injerencia venezolana es cada vez más descarada. Chávez se permite vetar a Juan Manuel Santos, amenazar a Colombia con las peores desgracias si los colombianos votamos por él. La parsimonia de los candidatos ante eso es asombrosa. La protesta del Presidente Uribe contrastó con el silencio de los medios y de la clase política. Inmediatamente, Mockus, el “admirador” de Chávez, subió en los sondeos. ¿Eso es normal? Hoy las campañas electorales de América Latina, todas, son entorpecidas por el poder expansionista de Chávez. Inflado por dos radios bogotanas y ciertas oficinas de sondeos, el fenómeno Mockus es inquietante. Muy hábil es haber ocultado su juego hasta última hora.

¿Antanas Mockus, es el Zelaya colombiano? Ante la vasta operación de desorientación, todo es posible. Las campañas electorales en América Latina, sobre todo las presidenciales, están bajo el rigor de la conspiración chavista. Ocurrió en México (¿se acuerdan de López Obrador?) Ocurrió en Perú (¿se acuerdan de Ollanta Humala?) Ocurrió en Panamá (¿se acuerdan de Balbina Herrera, la amiga de Piedad Córdoba?). Esa conjura triunfó en Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Argentina y Uruguay. En Honduras, el chavismo hizo de un ricachón liberal un fanático que intentó destruir la Constitución de su país. Su destitución por el Congreso fue tomado por Chávez como un “putsch contra la alianza bolivariana”. ¿Mockus querrá jugar en un escenario parecido? La desestabilización que conoció Honduras comenzó con un candidato bonachón, que aparecía muy decente. El ángel de Zelaya ocultaba otra cosa. El discurso taimado y cambiante de Mockus, sus cálculos matemáticos errados, su programa inexistente, pero inventado cada día, sus propuestas “decentes” (como legalizar la marihuana para abandonar los jóvenes ante las pandillas de traficantes), hacen de Mockus un candidato impredecible, aciago, que avanza enmascarado y que fascina, por ahora, a un sector necio y gamberro de la opinión urbana. Esperemos que el buen juicio de los colombianos desbarate la opción suicida.

miércoles, 5 de mayo de 2010

EN COLOMBIA SE JUEGA EL CONTINENTE

EL RIESGO DE ELEGIR AL FILOSOFO REY



Antanas Mockus logró instalar su discurso de legalizar a Colombia en el centro del debate político y con ello redefinió el escenario y cambió a su favor la ola de las preferencias electorales de los colombianos. Su programa atrae a los votantes con la misma fuerza contagiosa que eligió a Uribe con el mandato de ganarles la guerra a las Farc. La campaña para sucederlo se define no tanto por la promesa de continuar los avances logrados en seguridad como por el repudio de los medios ilegales empleados para conseguirlos, que despiertan la indignación de los electores. El péndulo se mueve de la seguridad a la legalidad, gracias al repudio general contra la marea de inmoralidad de la clase política.

La oposición contra el gobierno de Uribe, agenciada por un Partido Liberal sin autoridad moral para criticarlo, y un Polo alternativo nacido de la desmovilización de las guerrillas y la corrupción de la Anapo, fue capitalizada por quien encarnó la legalidad y la transparencia, que evitó su desgaste porque sólo hizo unas pocas críticas puntuales al gobierno de Uribe. Se acercan a Antanas quienes piensan que el gobierno está irremediablemente corrompido y necesita purificación. Antanas ofrece a sus seguidores y votantes el bien inestimable de sentirse identificados con lo sagrado, desde la vida humana hasta los recursos públicos. Definido así el escenario, quienes estén en la orilla opuesta quedarían identificados con el crimen y la corrupción, como los opositores de Uribe fueron calificados de amigos del terrorismo.

La 'ola verde' tiene todos los ingredientes para aspirar a convertirse en una secta: un santón carismático, un estrecho círculo de adoradores, una doctrina con valores admirables, una exigencia de comportamientos altruistas para sus miembros y el desprecio moral a quienes queden por fuera de ella. La vocación de las sectas es crecer hasta abarcar la sociedad y transformarla. El conflicto final se resuelve con la disolución de la secta por la sociedad o la absorción de ésta por la secta.

Mientras la política consiste en concertar con la pluralidad de ciudadanos, que piensan distinto y tienen diversos conflictos e intereses, la secta en el poder aspira a controlar los resortes de la acción individual y colectiva bajo principios absolutos, que no se pueden negociar ni pactar con los contrarios. La secta no es un partido político, pues en ella desaparece el espacio de relaciones horizontales que se crea entre los iguales, que resulta unificado bajo su doctrina y su líder. Basta recordar la foto de los candidatos visionarios a Congreso disfrazados con pelucas y barbas de Antanas cuando compitió para reemplazar a Uribe en el 2006, que eliminó la pluralidad de personalidades individuales que posaron en ella.

A diferencia de los líderes carismáticos, que gustan rodearse de seguidores sumisos y obsecuentes, Juan Manuel Santos, por no ser carismático sino ejecutivo, sabe rodearse de iguales sin temer que lo opaquen, convoca los consensos necesarios para desarrollar acciones eficaces de gobierno, delega responsabilidades, les hace seguimiento detallado a los programas y garantiza resultados. Su obsesión por el buen gobierno es el antídoto necesario para contrarrestar el costo oculto del liderazgo de Uribe, que concentró los poderes del Estado a expensas de la calidad del gobierno y tornó impotentes a sus altos funcionarios por temor a sus regaños públicos. Mientras con Uribe tuvimos demasiado Presidente y poco gobierno, con Santos podremos tener menos culto a la personalidad del Presidente, pero un mejor gobierno, con equipos expertos en lograr los resultados que el país necesita para consolidar la seguridad y dar el salto al desarrollo.

Alejandro Reyes Posada

martes, 4 de mayo de 2010

NO LO DOY POR UNA FLOR




















Desde siempre he ejercido mi derecho al voto, derecho éste que considero uno de los más serios y sagrados que cualquier ciudadano pueda tener en gobiernos democráticos. Es por esto que mi voto no será producto de una ligereza, de una ilusión, de una fiebre virulenta o de una campaña bonita y prometedora. Mi voto será el resultado de una reflexión política seria, de un análisis concienzudo, veraz y aterrizado en la realidad… ¡y qué realidad!

Voy a hablar de realidades, pero no voy a tocar los hechos concretos por los que Mockus es tema de burlas al interior de algunos grupos, sino de las consecuencias graves que podría sufrir el país, debido justamente a ese chip extraño que este señor tiene en su cabeza y que lo hace reaccionar ridículamente en los momentos menos imaginados. Esto parece ser cosa de poca importancia para sus seguidores, pero reviste un significado que podría representar una desgracia para nuestra ya apaleada Colombia. Su simbología podría resultar agresiva y grosera.

No tenía ningún tipo de antipatía por Antanas Mockus, de hecho extrañé públicamente su gestión ciudadana como Alcalde de Bogotá. Hasta ahí y sin conocer pormenores de esa gestión, la consideré buena, salvo cuando la dejó tirada en aras de una candidatura presidencial. Ese es el primer detalle por el que me parece un irresponsable. Toda la reflexión personal que he hecho alrededor del tema me permite expresar las razones por las cuales no contribuiré con mi voto a la victoria de este personaje.

He querido entender la razón por la cual los medios de comunicación, concretamente RCN y Caracol, han catapultado claramente su imagen, alrededor de una campaña sugerente que, sin lugar a dudas, ha sesgado la intención de voto de una masa irreflexiva e idealista. Sencillo: Mockus les ha garantizado la inviabilidad de la entrada de un tercer canal privado de televisión. Eso, por supuesto, representa un montón de plata que ellos no están dispuestos a perder (o mejor, a dejar de ganarse), aunque tengan que sesgarse. Repartir la torta entre tres significa perder en pauta publicitaria un 17% de lo que actualmente tienen. Las matemáticas son fáciles. Favor con favor se paga.

Otro par de perlas, que el candidato verde ha sabido capitalizar inteligentemente, me hacen dudar también de su absoluta transparencia. Sugerir públicamente que va a “devolver” cierta cantidad importante de dinero de su campaña y que con ella va a construir un colegio, no solamente es mentira, si no populismo para ingenuos. Exactamente lo mismo podrían decir todos los demás candidatos, pero no lo han hecho, porque sencillamente es falso. Nadie puede devolver algo que no ha recibido y no solamente que no ha recibido si no a lo que legalmente no se ha hecho acreedor. Insisto, las matemáticas son fáciles. El sistema de financiación estatal a las campañas políticas define una suma máxima a invertir por cada candidato y fija un valor por cada voto depositado en su favor. Si este último cómputo no alcanza ese tope máximo, simplemente al final solo se reembolsan los gastos efectivamente realizados. Quiere esto decir que si el cómputo de Antanas es superior a lo realmente gastado, solo recibirá los valores sustentados. Ni un peso más. Bien lo ha manifestado Rafael Nieto, gracias a quien me enteré del asunto: “la reposición es un sistema de financiación y no un acto de caridad con los candidatos”.

Con estupor también me enteré de cómo encaró Antanas este tema en el pasado. Y quedé verde, pero de la indignación, al ver las intenciones que tuvo este “guardián de los recursos públicos” quien en más de una oportunidad ha manifestado que son “sagrados”. Cuando fue candidato a la Alcaldía de Bogotá en 1994, presentó una cuenta de gastos por $25’918.000, pero demandó al Estado por $47.940.350, más intereses comerciales y de mora. ¿Cómo pretendía este señor recibir reposición de un dinero que no gastó? Gracias a Dios y al Consejo de Estado, esta pretensión fue negada en Octubre de 1.999. Ahora acude al mismo ardid para posar de altruista y transparente. ¡Manipulación descarada! Tristemente esa masa enloquecida, idealista y poco reflexiva, le creyó. ¿Por qué? Porque en este país la mayoría de la gente no está acostumbrada a investigar y eso la hace fácilmente manipulable.

Recientemente, obnubilado por los resultados de las últimas encuestas electorales, manifestó que si Colombia lo hace triunfador en la primera vuelta, el país va a ahorrarse 90 mil millones de pesos y que con eso va a construir 20 colegios. Posiblemente cierto; no conozco el presupuesto exacto de lo que le cuestan al Estado unas elecciones, pero es mi deber recordarles que exactamente el mismo valor se ahorraría el Estado si cualquier otro candidato resultara ganador en la primera vuelta. No tengo ni idea por qué los demás candidatos le permiten capitalizar una promesa que perfectamente es válida para cualquiera de ellos también. Esta verdad a medias también enloqueció de dicha a sus adeptos, bajo la premisa de que “es nuestra obligación ahorrarle ese dinero al Estado”. Una vez más, populismo sin fundamento sólido, pero la masa verde aumenta como espuma, porque Antanas es un altruista de racamandaca (si, cómo no, altruista quien demanda al Estado pretendiendo tramposamente ganarse una platica que no se gastó, a costa de nuestro bolsillo).

Me parece sensato y decente que los demás candidatos hayan manifestado públicamente no tomar como tema de campaña la enfermedad de la que Mockus sufre. A mi modo de ver, estaría muy mal visto, sería una bajeza. Pero yo no soy candidata ni hago parte activa de ninguna campaña, de modo que me tomo la libertad de expresar mi profunda preocupación al respecto.

Mi presidente, ese que va a representar a mi país ante el mundo, ese mismo que debe hacer frente a las FARC, a Chávez y a su recua de secuaces, ese que deberá trabajar intensamente por la estabilidad de todo un pueblo ilusionado, ese que debe estar “ojo avizor” las 24 horas del día, los 7 días de la semana, los 30 días del mes y los 365 días del año, como hemos estado acostumbrados los colombianos en los últimos 8 años. ¡No puede flaquear! Pero va a flaquear, aunque su médico diga lo contrario y ningún otro, por simple respeto, lo haya desmentido. Un motivo más de preocupación, que curiosamente a sus seguidores les parece la verraquera.

La posibilidad de que el socialismo del siglo XXI (así, en minúsculas) se tome a Colombia, no es producto de ningún delirio de persecución, es una amenaza real contra la que hemos estado luchando permanentemente desde hace muchos años. Me preocupa enormemente que sea justamente el “verde esperanza”, que en el mundo entero representa ese sistema que ha hecho tanto daño a muchos pueblos sea ahora el que ilusamente las masas ingenuas y afiebradas adopten como símbolo de libertad. Basta con investigar, lo dejo a la inquietud de los más inteligentes.

Otro hecho que me hace poner los pelos de punta y que me genera una desconfianza infinita es ver claramente cómo Mockus es el candidato de Chávez (tradúzcase FARC, Telesur, Piedad, Correa y demás personajes siniestros). Por Dios! Hasta dónde va a llegar la ceguera de la consabida masa ilusionada? Ante la más mínima reacción irreflexiva e irresponsable de este austero señor, la seguridad nacional puede tambalear. Quién me garantiza que su chip de orate o se va a activar de nuevo. Desconfío mucho.

Me molesta mucho que uno de los “verdes” sea Lucho Garzón. Sigo sin entender por qué a la gente no le gusta atar cabos. Simplemente desconfianza por él y su filiación política (el PDA, mil veces silencioso ante las atrocidades de las FARC, recuerdan?). Pero después de haberlo visto borracho gritando obscenidades a una reconocida periodista y lanzando amenazas de muerte como un vulgar gamín en Bucaramanga, esa desconfianza se convirtió en repulsión. Todavía me pregunto cómo después de ese vergonzoso episodio Peñalosa fue capaz de unírsele. Y a la masa afiebrada y enardecida no le interesa, por que el folklor de la grosería y la mala educación les resulta simpática.

Ah, Mockus por Dios! No salgo de mi asombro, estupor e indignación cada vez que hace referencias ingenuas a las FARC o Chávez. ¿En manos de quién estamos en camino de dejar nuestro país? Hombre, de un personaje que dice “admirar” a nuestra peor amenaza, a nuestro peor enemigo? ¿Esas permanentes contradicciones le parece símbolo de firmeza a la ola verde enceguecida por su ícono mediático? Antanas ha pasado sus últimas semanas de campaña diciendo cosas de las que se arrepiente al día siguiente. Que si quiere acabar con el ejército… (que no, que dentro de 30 años), que si aceptaría adhesiones del PIN… (que no, pero que si se arrepienten, quizá), que las FARC deben tener algo de que sentirse orgullosas… (que no, que será firme con ellas), que admira a Chávez… ( que no, que se confundió y quizo decir que lo respeta), que es ateo… (que no, que es católico no practicante).

Ese trastabillar permanente, esa falta de seriedad en sus declaraciones, esa indecisión en sus posiciones políticas, sumadas a todo lo que he aprendido, investigado y descubierto en su campaña, me hacen decidir firmemente por darle mi voto a cualquiera que represente más seguridad y coherencia.

La última sorpresa: el candidato verde ha manifestado que si el Presidente Uribe es pedido en extradición por Ecuador a causa de la operación Fénix, atenderá positivamente a esta petición (pero a esta hora, ya se retractó). Yo me pregunto y les pregunto: ¿Es esto una manifestación clara de su posición frente a los terroristas? Independientemente de la gestión de nuestro Presidente y de nuestras Fuerzas Armadas… ¿queremos un presidente que no está del lado de la seguridad de nuestro país? Siento un temor enorme que no es gratuito, por supuesto. ¿Qué tendrá Mockus que decir con respecto a la captura aleve e ilegal de colombianos en Venezuela? Seguramente que es admirable y que habrá que ver si si, o si no… que hay que hacer una fórmula para decidir, que va a rescatarlos con girasoles, que no, que mejor no, que hay que dejarlos allá porque seguramente algo hicieron, no… que vamos a ver si dialoga con su admirado Chávez. Me niego a llamar presidente a un señor que se contradice cada día y especialmente en temas tan delicados. Casi nada: La Seguridad Nacional! Por último: una pregunta al viento: ¿Cómo creen que va a gobernar Antanas con una mayoría uribista en el Congreso? ¿Regalándoles girasoles? Por todo lo anterior, tengo mi decisión tomada: Yo no lo doy por una flor!



sábado, 1 de mayo de 2010

RAZONES PARA NO VOTAR POR MOCKUS



























CREO QUE DEBEMOS PENSAR MUCHO EN ESTE MOMENTO PARA PODER DECIDIRNOS. razones porque no elegir a Mockus:

1. Tener arrinconados a los grupos violentos en nuestro país, no ha sido una tarea fácil. Esto ha sido un trabajo de las fuerzas militares. Mockus, ha propuesto convertirnos en un país como Costa Rica: sin ejército. El tener arrinconados a los violentos, no significa que ya hemos acabado con ese flagelo. No creo que con mimos, o con vasos de agua, o con tarjetas rojas, podamos acabar con la guerrilla, con los paramilitares o con los grupos al margen de la ley.

2. Mockus ha intentado llevar esta campaña, al terreno de Políticos vs. Antipolíticos. Yo sé que no todos los políticos son malos. Lo que me parece ilógico, es que Jorge Londoño, presidente del partido verde, partido de Mockus, haya sido inhabilitado por la procuraduría, durante 12 años, en el ejercicio de funciones públicas, por irregularidades en contratación estatal que se derivaron de su gestión al frente de la Gobernación de Boyacá, y Mockus no diga nada al respecto. Es más, el partido verde, ese que se ufana de no tener políticos corruptos, fue fundado con el apoyo de Luis Alberto Gil, quien hoy está preso por parapolitica, y más de la mitad de sus congresistas están siendo investigados por la justicia.

No tiene ni congresistas... cómo va a gobernar?

3. “Los habitantes de la capital vieron en el lapso de las alcaldías de los verdes, Mockus, Peñalosa y Garzón, cómo la empresa de energía fue entregada a menosprecio al control de socios minoritarios y descapitalizada en 1.700 millones de dólares. Vieron cómo se cedió la operación comercial del acueducto a empresas particulares, entre ellas a los Nule, y cómo el metro cúbico de agua se volvió el más caro del país. Vieron cómo los fondos de pensiones fueron insertados en la propiedad de la ETB y cómo se ofrendó el transporte, mediante Transmilenio, a grandes empresarios, configurando el negocio más leonino de la historia de la contratación pública, justificando estos abusos tras la mampara de “alianza público-privado”. La transparencia tampoco es trofeo de los “verdes”. Por ejemplo: los sobre costos en la presa de cantarrana sobre el río Tunjuelito; los bolardos y las “peña-lozas” en la Caracas; el detrimento patrimonial al distrito por 23 mil millones en la concesión del "chance" en 2007; el sobre-avalúo de lotes para los macro-colegios; los millonarios contratos de aseo pagados por años sin cumplir el reciclaje; las pestilencias contra las comunidades circundantes del relleno doña Juana; el desaguisado con la descontaminación en el salitre; la licitación de las obras de la 26 concedida a los Nule; el convenio de la planta de agua de Tibitoc, que sextuplicó el costo del metro cúbico. Todos son hechos en investigación judicial. Entre tanto, los trabajadores distritales y de los hospitales públicos fueron tercerizados; un millón de bogotanos deben desplazarse a pie; 50% de los capitalinos empleados tienen salarios de subsistencia o menores; 2m50 mil suscriptores del acueducto son desconectados cada año, y generaciones de estudiantes de la universidad nacional pagan altas matrículas o soportan exclusión desde cuando Mockus ingenió el cobro escalonado”.

No pudo con Bogotá...menos con un país que ni conoce...

4. Mockus anda encantando con el cuento de la cultura ciudadana. Haber mostrado la nalgas, orinado a los estudiantes en Manizales, haberle tirado un vaso de agua a Serpa, irse a los golpes con un estudiante en la U. Nacional, haberse casado en el circo de los hermanos Gasca, es cultura ciudadana?. No creo que estas, sean actitudes de un presidente de los colombianos, y mucho menos, sean parte de la cultura ciudadana que los colombianos necesitamos.

5. Por último, creo que Mockus nos podría devolver a los años donde la guerrilla era famosa por sus pescas milagrosas. No veo a Mockus como presidente dándole solución a una crisis diplomática y mucho menos a una crisis nacional. La discusión no es: quien es político o no. La discusión debe ser: quien puede ser mejor presidente para Colombia, quien puede continuar avanzando, como lo ha hecho Colombia en los últimos años.

6. Este señor lo único que tiene de colombiano es haber nacido aquí, ....y si sabrá como manejar a todos los políticos de los mas alejados rincones del país ?... lo dudo. O sera que habrá 4 años de "no suficiente inversión" al igual que como muchos dicen sucedió cuando estuvo en la Alcaldía de Bogotá, para que seguidamente luego Peñaloza si tuviese los recursos para invertir en infraestructura y hacer una buena gestión ?... Aguanta el país que no se gaste en lo social y todo lo demás por temor a que los corruptos no le vayan a echar una mano a una (gran?) parte?